miércoles, 17 de noviembre de 2010

Las Infraestructuras Portuarias de Melilla en la Edad Media

Publicado en Akros: ISSN 1579-0959, Nº. 8, 2009, pags. 31-36

Por: Jesús Miguel Sáez Cazorla
Presidente de la Asociación de Estudios Melillenses

Resumen: Al igual que otras ciudades españolas o norteafricanas, el origen del vocablo Melilla, Melela o Melila, debe buscarse en la “Edad Media”, expresión que fue empleada por primera vez en el Renacimiento para indicar el período comprendido entre el final del Imperio Romano y el periodo de los grandes descubrimientos geográficos, en que el mundo antiguo se fragmenta en tres círculos culturales: el Imperio Romano Oriental (Bizancio), el mundo árabe en el que se encuentra Melilla y los reinos germánicos europeos.

El espacio geográfico de la medina de Melilla se asienta sobre un peñón rocoso[1] inclinado de norte a sur, a modo de península, que se interna casi totalmente en el mar salvo por un pequeño saliente al oeste, integrado en el entorno norteafricano de Kelaia[2] o "lugar de castillos".

Palabras clave: Melilla, Edad Media, infraestructuras  portuarias, zoco, comercio.

Summary: Like other Spanish or North African cities, the origin of the word Melilla, Melela o Melila must be looked for in the “Middle Ages”. This expression was originally used in the Renaissance for indicating the period between the end of the Roman Empire and the period of the great geographical discoveries, in which the old world is fragmentized in three cultural circles: Eastern Roman Empire (Byzantium), the Arab world which Melilla belongs to, and the Germanic European Kingdoms.

The geographical space of the Melilla’s Medina is built over a rocky crag, sloping from north to south like a peninsula. It goes down into the sea almost totally, except for one small projection to the west, which is integrated in the North African environment of Kelaia or “place of castles”.

Key Word: Melilla, Middle Ages, port infrastructures, souk, trade.

Para definir Las infraestructuras  portuarias de Melilla nos basaremos en su descripción geográfica y en las descripciones de los cronistas árabes y cristianos.

Al-Bakri (siglo V/XI) en su “Descripción del África Sep­tentrional”, es quizá el autor árabe que más datos nos ofrece sobre la ciudad: "Entre los puertos más importantes está el puerto de Melilla, que es puerto estival; frente a él, en la costa de Al-Andalus, se encuentra el puerto de Salobreña" [3]...

…"Frente al puerto de Almuñécar, puerto de al-Andalus, se halla una bahía que dista de él dos días de navegación. Al Este de dicha bahía está situado el puerto de Melilla, ciudad cuyo río desemboca en el mar cerca de ella y que se halla a varias millas del cabo Harak" [4]....

El litoral norteafricano de Melilla se presenta como punto de inflexión en el mar de Alborán, separando la costa oriental acantilada del Cabo Tres Forcas o Kelaia, con fuertes acantilados al norte salpicados de pequeñas calas y playas aisladas, del litoral occidental bajo de finas arenas con la Laguna de Mar Chica o Sebja Bu Areg al sureste. Su territorio está situado en la región del Garet, con significado orográfico (Colinas o cerros de una altura menor a 300 metros), al igual que el Garet AchoueratGáret el-Abd perteneciente a Al Jufrah en Libia. perteneciente a Mauritania o el

Estos acantilados  del Cabo Tres Forcas tienen una cota máxima de unos trescientos metros que declinan a unos cincuenta metros (río de Oro) en su extremo sur, donde se encuentra a veintitrés kilómetros de distancia con el cráter de un colapsado volcán de ochocientos metros de altura conocido con el nombre de Gurugú; en sus elevaciones tenía situada el antiguo enclave de Taxuda, a poniente, a unos diez kilómetros el de Cazaza  o la “Alcudia” (la Montaña) y equidistante de ella, aproximadamente trece kilómetros a levante, Russadir o Melilla. Enclaves que juntos formarían el triángulo defensivo de Kelaia[5], que como tal sistema defensivo, incluye todo un modelo de asentamiento con dos puertos: Cazaza en occidente y Melilla en oriente. De manera que las motivaciones defensivas explican su nombre y el establecimiento de distintos núcleos de población en la región.

La dársena del puerto de Melilla donde en la antigüedad se pescaban ostras perlíferas[6], queda delimitada por el cerro de San Lorenzo y del Tesorillo al sureste, seguido del valle del río de Oro (Uad El-Meduar: río que serpentea) conducido por los acantilados de la meseta de Camellos al sur, al centro y al oeste el de Santiago y al norte por las laderas de la “Alcazaba” y los actuales recintos fortificados, conformando un rectángulo de unos cuatrocientos por cuatrocientos cincuenta metros, que ocupó la ensenada arenosa de la desembocadura del río de Oro, donde los pequeños navíos se contentaban con simples varaderos para poder calar en seco y reparar las embarcaciones. Aunque no tenemos noticias escritas y muy pocas arqueológicas[7] deducimos que la zona rocosa de la Alcazaba se convertiría en una perfecta instalación portuaria al alcanzar un lugar estratégico destacado en época medieval, y especialmente en los momentos centrales de la creación del Califato de Córdoba. En el año 750 Abd-al-Rhaman-Ibm-Mu’awiya consigue eludir la matanza de los abbasíes y con el apoyo de la clientela omeya se refugia en Ifriquiya, desde donde pasa a embarcar en un puerto de la región de Melilla con ruta a Al-Andalus, donde es proclamado Emir de los creyentes (755) independizándose espiritualmente de Bagdad[8]. La proclamación del califato tenía un doble propósito: reforzar el reino peninsular y consolidar las rutas comerciales del Mediterráneo, garantizar una relación económica con el imperio romano oriental  de Bizancio y asegurar el suministro de oro de África.

Este proceso de disgregación del califato de Bagdag concluyó a fines del siglo VIII, cuando surgieron en el Magreb los reinos independientes de los idrisíes con capitales en Fez (788-949), rustemíes de Tahert (771-931) y aglabíes  de Cairouan (801-909).

En el siglo X la consolidación de los Omeyas de Al-Andalus y la aparición de los fatimíes en Ifriqiya, quienes pretenderán dominar el Magreb, darán lugar a una serie de guerras cuyas consecuencias influirán en los destinos del norte de África, entrando en juego una inmensa actividad política para atraerse a los bereberes como aliados.
Mezenma, cercana a la actual Alhucemas, sirvió de puerto para el Reino de Nakur.En este período la capital del Rif era la ciudad de Nakur o Nekor (ho

y desaparecida), que se situaba en la desembocadura del río de igual nombre. Nakur fue fundada el 726 por el yemení Sahid ibn Mansur al Himyari quien proclamó su independencia antes que los idrisíes. La ciudad y su puerto sufrieron el saqueo de los piratas normandos en el año 860, en 917 de los fatimíes, la conquista el año 926-927 por los omeyas andalusíes y finalmente los almorávides la destruyeron en el año 1084[9].

En el siglo IX Ghana conocida como “la Tierra del Oro”, establece para su comercio rutas entre el oeste y los puertos del norte de África partiendo de Sidjilmasa, ciudad productora de sal y a su vez bifurcación que permitía llegar a Melilla, que prosperaba con el comercio de las rutas transaharianas al apagarse el Reino de Nakur[10]. Sus aliados omeyas de Córdoba se fijan en Melilla y en el año 927, Abd-al-Rhaman III la reedifica y construye una potente muralla de piedra rodeada en su mayor parte por agua[11], para convertirla en base y apoyo de su escuadra en el Mediterráneo. A mediados de ese siglo, los omeyas controlaban el norte de África desde Argelia hasta el Atlántico. El Califato Cordobés también consigue ampliar a Europa occidental su influencia, intercambiando embajadores con el Imperio Romano-Germánico hacia el año 950.

Con toda probabilidad, a través del puerto de Melilla florecería un fructífero comercio de intercambio procedente de los circuitos africanos, que traerán oro, marfil, esclavos, y cereales para el Reino Cordobés y recibiría esclavos, perfumes, pieles, sedas y telas.

El puerto de Melilla actuaba como ínter-zoco a media distancia entre la dos orillas del Mar de Alborán, desde el que partía el comercio a larga distancia de exportación e importación entre el sur  de África y el norte de Europa, practicado por mercaderes con razonamientos financieros que buscaban la proporción calculada entre gastos, ingresos  y beneficios.

Al-Bakri nos dice que "..."Melilla, ciudad rodeada de una muralla de pie­dra que encierra una importante fortaleza (qasaba), una mezquita aljama, varios baños y mercado…. …la habitan los Banu Wartadi, quienes, cuando un comerciante llega a ella, echan a suertes cuál de entre ellos va a encargarse de las operaciones que éste va a desarrollar. Este nada podrá hacer, sino bajo la supervisión e inspección de aquél, que le protegerá de cuantos quieran perjudicarle y le exigirá una recompensa, así como un regalo en concepto de hospedaje[12]...".

El tráfico de esclavos parece que quedó en manos hebreas, pues este tipo de comercio hacía que sus participantes vivieran en "un mundo aparte" a pesar de su alto poder económico y  gozar de gran prestigio. Los esclavistas o negreros obtenían sus productos del sur de África que intercambiaban con los de Centro-Europa y zona eslava; trasladados a Al-Andalus, y una vez castrados, eran reenviados a los mercados de esclavos de todo el  Mediterráneo.

El comercio a corta distancia o zoco que abastece a la ciudad era el lugar donde tenían salida los productos agrícolas, en el que el aldeano obtiene lo que no puede producir el campo. En el caso de Melilla este mecanismos de explotación del campo por la ciudad queda demostrado por la gran acumulación de silos de grano o agadir de cierre hermético, conocidos en esta región con el nombre de matimoras, que vaciadas en años de sequía servían de exportación para Al-Andalus.

Hacia el año 970 es descrita por Ibn Hawkal[13]: “Melilla era en otra época una ciudad ceñida por un muro fortificado y cuya prosperidad iba subiendo. El agua rodeaba la parte más grande de su muralla y procedía de unos pozos de donde surgía un manantial potente…

Sus jardines (huertas) bastaban a las necesidades de los habitantes, así como el gran volumen de los cultivos, granos y cereales…”

Estos almacenes excavados en la roca tienen forma de pera o más bien forma de taza invertida, de cincuenta centímetros de boca o abertura y unas dimensiones que oscilan entre los dos metros de profundidad por dos de diámetro en la base y los cuatro metros de profundidad por cuatro de diámetro en la base. Su distribución geográfica queda difundida en las colinas de “Ataque Seco”, “la Alcazaba” y los Recintos Fortificados del “Pueblo” o Melilla la Vieja, ocupando la inclinación sur desde la cota de veinte metros hacia abajo, en la que quedara delimitada la ciudad al norte y la zona portuaria o de embarque hasta  la desembocadura del río.

Las características de estos grandes silos comerciales y su gran cercanía a la costa nos sugieren su utilización como alhóndigas, o zona destinada al almacenamiento de mercancías, sin que en ella hubiera ni venta al público ni manipulación.

Los zocos de periodicidad semanal quedaban distribuidos por la región y eran suplidos durante el resto de la semana por mercados de abastecimiento diario al consumidor.

La actividad pesquera no está muy documentada, aunque tenemos constancia del alto consumo de pescado. La especie que parece gozar de las preferencias del consumo en todo el Rif es la sardina según nos describe León el Africano sus habitantes "…comen pan de cebada, acompañándose con abundancia de sardinas…".

Otro elemento que desde la antigüedad define el enclave de Melilla y su utilidad portuaria son los pozos o manantiales de agua potable,  factor imprescindibles para asegurar la inexpugnabilidad de la ciudad;  esta agua mana en la misma zona  en la que se encuentran los silos, definiendo aún más las instalaciones  portuarias como pueden ser las aguas.

Todas estas instalaciones se constituyen alrededor de un primer sistema defensivo, orientado evidentemente a frenar o impedir la entrada de las tropas fatimíes asentadas al este (Tlemencen). Durante los siglos XIII Y XIV, este sistema defensivo es perfeccionado y complementado.

En el caso del frente de mar de Melilla, sus instalaciones portuarias están precedidas por una torre ochavada (quizás con una coracha hacia el puerto) seguidas de un trazado en ángulos sucesivos, reemplazando a las torres y adaptándose al frente sur del peñasco rocoso. Este sistema conocido como cremallera o dientes de sierra,  al igual que la torre, nos  indica además su época de construcción, la Baja Edad Media, que son implantadas por los almohades (1130-1231) como el de la alcazaba exterior de Sevilla, atribuida a Abu Yusuf Yaqub, o la alcazaba de los Udaya de Rabat[14].

Los cimientos en los que se basó la hegemonía andaluza: una considerable capacidad económica, fundamentada en un importante comercio; una industria artesana desarrollada, y una técnica agrícola, que era mucho más eficiente que cualquier otra del resto de Europa, quedó reducida a mediados del siglo XIII al reino nazarí de Granada que no capituló hasta el 2 de enero de 1492.

En el sur de Europa, en la Península Ibérica sus reinos cristianos deciden determinar sus áreas de influencia marítima y expansión terrestre.  Portugal la finaliza en el año de 1249 y decide volcarse hacia el Atlántico; Castilla y Aragón que tenían concertada  su expansión terrestre en el  Tratado de Almizra (1244) resuelven dirigirse al Mediterráneo y   reconocer la futura influencia de ambos reinos sobre el norte de África. En 1291 Jaime II de Aragón y Sancho IV de Castilla firman el llamado Tratado del Muluya o de Monteagudo, siendo el río Muluya la divisoria de sus respectivas áreas. Con ello, lo que se hacía era adjudicar a Aragón la antigua Mauritania Cesariana y a Castilla la Tingitana (Ramón Menéndez Pidal, 1951).

Entramos en época moderna de la mano del reino de Aragón y el de Fez que firman en 1308 un tratado de Paz. Entre las contrapartidas está la cesión del puerto de Melilla a Aragón. Un “Santón” musulmán Badisi, que tenía por nombre Abu Ishar Ibraim Al Hat-Tal, hace de esta región la siguiente descripción hacia el año 1311: del Lado de Melilla y el Garet “es un país espantoso en el que abundan los animales salvajes y está aislado de las zonas pobladas, sin que falte por encontrarse en ello bandidos, así como cristianos que vienen del mar…”. Es probablemente la transición de catalanes por la ruta sahariana en busca del mismo comercio, que ya existía en el siglo X, la que le haga decir estas palabras al santo musulmán.

Melilla figura en un documento del Archivo de la Corona de Aragón como un proyecto de puerto “rehén” a construir en 1318, donde un  patrón catalán de nombre Otger Boter comerciaba en Melilla al tiempo que lo hacía en Cazaza. En 1359 hay un consulado de Aragón en Alcudia (Cazaza), con la que los mallorquines firman un tratado comercial (1372‑1412)[15].

De este siglo solo tenemos constancia arqueológica de la utilización de la zona marítima sur del primer recinto como cantera[16].

A comienzos del siglo XV, con la destrucción de los refugios marítimos mediterráneos del norte de África por la escuadra castellana de Enrique III y  el comienzo de las exploraciones marítimas de Juan I de Portugal y sus hijos,  se producirá la toma de la Ceuta nazarí en 1415; la destrucción de Tetuán (1437), la disminución del trafico comercial entre Gibraltar, Málaga y Tánger; la colonización de Azores y Madeira (1446); la ocupación de Tánger y Arcila (1471) y la llegada de los portugueses a Cabo Verde(1446), Sierra Leona (1461) y Fernando Poo (1471).

A mediados de este siglo, surge la dinastía wattasí (1465-1549) y Constantinopla cae en manos de los turcos tras 54 días de asedio, marcando el fin del imperio bizantino y la expansión mediterránea del imperio otomano. Los turcos victoriosos ensanchan el mundo musulmán dando fin a la Edad Media. 

En 1494 se firma el tratado de Tordesillas con el cual España y Portugal se reparten el mundo para futuras conquistas y descubrimientos. Encontramos en él la piedra angular de la futura expansión, pues aunque reconociendo que el reino de Fez pertenecía a la esfera de Portugal, se autorizaba que los Reyes Católicos pudieran conquistar las ciudades de Melilla y Cazaza desde donde podrían proseguir la expansión sobre el norte de África. Estas ciudades quedaban en Tordesillas plenamente dentro de la órbita española, “Los dichos señores rrey e rreyna de Castilla e Aragón, eçetera, pueden aver e ganar las villas de Melilla e Caçaça... e las pueden tener e tengan para si para sus rreynos... con sus tierras e terminos sean e finquen perpetuamente”.

Con el paso de la Edad Media a la Moderna, se producirá la deforestación de los montes del valle del río de Oro[17] y una mayor aportación de tierras a la dársena de Melilla desplazando sus infraestructuras portuarias hacia levante, desde los acantilados del mediodía en la “Alcazaba”, donde se encontraban los silos a los del peñón rocoso en la zona actual  de la “Puerta de la Marina”. Esta imagen nos la ofrece  Barrantes Maldonado en su "Ilustraciones de la casa de Niebla”, en que podemos ver las montañas peladas, la rada ocupada por las tropas castellanas a caballo, los artesanos acondicionando las murallas de la “Alafia”[18] y las embarcaciones en el mar.

La nueva fachada meridional marítima condicionará toda una serie de instalaciones, creciendo entre 1500 a 1515 alrededor de sus zonas de atraque, que conformarán la “Villa Nueva” situada en el promontorio rocoso. La cerca amurallada de la Villa Nueva forma de figura geométrica irregular parecida a un rombo de cuatro lados conocidos como: Frente de Tierra al oeste y Frentes de Mar al norte (Trápana), este (del Socorro) y sur (la Marina). Intervienen ingenieros como Gabriel Tadino de Martinengo quien se centra en la nueva separación del frente de tierra entre la Villa Vieja y la Nueva (1527); Juan Vallejo, que consolida la zona de las puertas (1529); Miser Benedito de Rábena revisa los trabajos del Frente de Mar (1533), que ejecutaría el maestro mayor de obra Sancho de Escalante al igual que el “Aljibe Viejo” (1549). Este maestro de obra trabaja con dos nuevos ingenieros Francisco de Tejada (1541) y Miguel de Perea (1549) a quien le sigue Francisco de Medina (1551) o Juan de Zurita (1556), terminando con el maestro de obra Ormaechea y los nuevos aljibes (1571)[19].    

 Toda esta obra nos lo muestra el plano de Heredia, el más antiguo en el que se dibuja la ciudad, y refleja rodeada de mar la Melilla final del siglo XVI. En él están dos recintos murados la Villa Nueva hoy Primer Recinto con “el embarcadero” y la Alafia o Villa Vieja.


[1] BARRANTES MALDOMADO, P.: "Ilustraciones de la casa de Niebla". Edición en Memorial Histórico Español, IX, Madrid, 1857. En su pág. 410: "el sitio de la ciudad de Melilla es que haze la tierra una entrada en el mar, e cercala por tres partes hasta batir en los muros, é por la parte de tierra va una çerca de mar a mar, y dizen que es semejante al sitio de Gibraltar, salvo que no tiene aquellos montes en ella"...

[2] VÁZQUEZ, Nicolas: “Descripción de la Provincia de Alcalaya”, 1722, Servicio Histórico Militar, 4-5-7-4, fol. 13v.

[3]
AL- BAKRI: “Description de l´Afrique Septentrional et de l´Espagne”, par Abuo-Obeid-el-Bekri, ed. y trad. par Mac Guckin de Slane. Paris, 1965. pág. 179.

[4] AL- BAKRI: op. cit. pág. 197.

[5]
SOTO JIMÉNEZ, Luís:“El triangulo defensivo de Tres Forcas” en Jabega 22, (págs. 61-65). Revista de la Diputación de Málaga. Málaga 1978.

[6]
LEON EL AFRICANO: “Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran” ed. y trad. por Luciano Rubio. Madrid, 1999. pág. 180.

[7]
SÁEZ CAZORLA, Jesús M. “Atlas arqueológico de Melilla”. TRÁPANA nº 2. (págs. 20-28). Asociación de Estudios Melillenses. Melilla, 1988.

[8] IBN JALDUN: “Discours sur l´Historie Universelle (al-Muaddima), Beyrouth, 1967, Tomo I.

[9] V. DE LAS CAGIGAS, Isidoro. Los banu Salih de Nakur-I. Tetuán, 1951 y MICHAUX BELLAIRE, Apuntes para la historia del Rif. tr. Cerdeira. Madrid, 1926. 

[10] Es la región que hoy llamamos Rif. MORÁN BADÓN, P. César. “Antiguas poblaciones del Rif” en Archivos del Instituto de Estudios Africanos. Madrid, 1949.

[11] Vide Kitab al-Istibsar, ed. Sa´ad Zagioul, Alejandria, 1958, p. 136.

[12]
AL- BAKRI: op. cit. pág. 178.


[13]
IBN HAWKAL:Configuración del mundo (Fragmentos alusivos al Magreb y España), traducción e índices por María José Romani Suay. Valencia, 1971.


[14]
SÁEZ CAZORLA, Jesús M. Espacio y funciones urbanas de la Melilla medieval”.  AKROS nº 1. (págs. 42-47). Museo de Arqueología e Historia de la Ciudad autónoma de Melilla. Melilla, 2002.


[15] BARRIO FERNÁNDEZ DE LUCO, Claudio y SARO GANDARILLAS, Francisco. “Aproximación Histórica a la Ciudad de Melilla”. TRÁPANA nº 6-7. (págs. 24-35). Asociación de Estudios Melillenses. Melilla, 1992-1993.

[16] VILLAVERDE VEGA, Noé. “Intervención arqueológica en Plaza del Veedor (Melilla)”. AKROS nº1. (págs. 22-27). Ciudad autónoma de Melilla. Melilla, 2002.

[17] CABO, José Manuel. “Aproximación a la Historia Natural de Melilla”. HISTORIA DE MELILLA” (pág. 46). Ciudad Autónoma de Melilla. Melilla, 2005.

[18] Alafia: fortificación medieval de la “Villa Vieja” que hoy ocupa el Segundo y Tercer Recinto Fortificado. Ver AKROS nº 1: Espacio y funciones urbanas de la Melilla medieval”.  

[19] SÁEZ CAZORLA, Jesús Miguel y BRAVO NIETO, Antonio. “Melilla la Vieja”. HISTORIA DE MELILLA” (págs. 23-33). Ciudad Autónoma de Melilla. Melilla, 2005.

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